domingo, 10 de agosto de 2014

Mariposas en el estomago.



    Sus ojos cerrados, sus labios entreabiertos brillando como si estuvieran recién pintados y la respiración suave la hacían parecer un ángel a pesar de dormir sentada en la silla del comedor con la cabeza recostada sobre el brazo.    A su alrededor la mesa llena de trozos de papel y pinturas, en un lado apiladas las mariposas terminadas, al otro papeles pintados de diversos colores listos para ser unidos a unos palitos que harían la vez de cuerpos. 

    Destacando sobre las demás la más sencilla de todas, hecha con papel de fieltro una pinza y unos alambres una sencilla mariposa para su hermana, como se las había enseñado a hacer de pequeñas.


    El llegaba demasiado tarde, el trabajo lo había retrasado, estaba cansado y lamentaba no haber podido disfrutar de la tarde con ella, pero nada de eso ya importaba, estaba allí y los problemas se quedaban fuera, no tenían invitación para entrar en su hogar.    Con cuidado la cogió en brazos, pesaba poco, siempre había sido así, pero los nervios de la boda la estaban haciendo adelgazar más. Ella se movió ligeramente pero no llegó a despertar, y al dejarla en la cama se acomodó y siguió durmiendo apaciblemente.    El la envidió, tenía la inocencia suficiente como para no despertar cuando la movían de sitio, el, por el contrario, había perdido esa inocencia hacia demasiado tiempo, pero luchaba para que ella pudiera conservarla.    Volvió al comedor, las mariposas le esperaban, serían el regalo para los niños en la boda. Los regalos de los demás invitados eran comprados, pero los niños eran siempre lo más importante para ambos y su regalo debía ser especial.    Se puso manos a la obra, aunque era tarde y estaba cansado deseaba ayudarla, la primera parte del ala azul, la segunda amarilla y la tercera de nuevo azul, el cuerpo de color amarillo y las alas del otro lado igual, la siguiente sería roja y negra, sus colores preferidos... seguiría así toda la noche y por la mañana al despertar sería ella quien lo encontrase dormido sobre la mesa, una mariposa a medio hacer en la mano y una sonrisa en los labios.


                                                                              Dedicado a A.