miércoles, 28 de mayo de 2014

Sobre la confianza.

  Imagina por un momento a dos personas, ve haciéndoles un hueco en tu cabeza , en un principio simples, un circulo cada una. Al relacionarse todo es perfecto, en su plenitud, no hay problemas posibles, no pueden chocar o hacerse daño.
 Pero sabemos que las personas no son tan simples , convirtamos el circulo en una rueda dentada  siendo cada diente de esta rueda una de las caras de esta persona su relación por lo tanto siendo los dientes iguales  y sin circunstancias que las alteren debe de ser casi perfecta, solo pueden no coincidir en el tiempo, un mínimo reajuste y todo va bien , para siempre.

     Pero la rueda no tiene todos los dientes iguales, de hecho ni siquiera todas las ruedas son del mismo tamaño, aquí  si que tenemos un problema, dos personas en su relación con dificultad van a coincidir, la coincidencia se puede buscar por al fuerza, las  ruedas diferentes se subyugan a los movimientos de la rueda más fuerte , y  a lo largo de la historia en la mayoría de casos a seguido siendo así, pero cada vez la relación de fuerza a ido siendo más complicada, y podemos llegar a un punto en el que la relación de fuerza y ruedas subyugadas se rompe, se pierde, se pretende rota.

     Y nos toca sobrevivir, lo que es peor, nos toca ser felices.   Como hacer coincidir dos ruedas, imperfectas, movidas por unas circunstancias diferentes, las caras se mueven y los dientes no encajan, ¿Qué hacemos? Por lo general , se sigue produciendo la relación de fuerza y subyugación , pero sin aparentarlo , les metemos cojincillos por en medio, y las ruedas ya encajan, pero no con la misma fluidez, perdemos la intensidad.

     ¿Qué hacer con ello?  Por lo general vivimos buscando esa rueda que encaje, y en algún momento cansados de buscar  nos conformamos con esa rueda que casi encaja , o que no encaja pero nos hacemos creer que si, total la llenamos de cojincillos y ya no duele, no hasta que se cae algún cojín, una discusión , una pelea, y se mete el cojín  y todo vuelve a ser felicidad.  ¿De verdad?


    
En los cojines están los problemas y quizás las soluciones, la verdadera felicidad esta en la ausencia de esos cojines , eso creo yo, pero claro el metal cuando pega duele, y mucho , hasta lo más profundo.


    
Puedes perder la inocencia, pero si buscas la verdadera felicidad, la intensidad,  no puedes perder la confianza aunque sabes que en algún momento si no coinciden las ruedas (y lo peor es que las ruedas pueden coincidir y lo que falle sea el contexto, la situación, el momento)  el golpe puede  ser duro, brutal, sin miedo sin avisar  todo se rompe y algo, desde muy adentro, se resquebraja, se hace añicos, se quiebra y sufres. 




    
Y ahora que sufres ¿Qué haces? ¿Vuelves a poner los cojines? ¿Apechugas y a seguir?

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